Seleccionar página

Sep 25, 2017

¿Cómo te hablas?

Empecemos por el principio.

¿Cómo te hablas?.

Cuando estás contenta o contento porque algo te ha salido bien ¿te felicitas, o te reconoces el esfuerzo y la dedicación que has empleado para a obtener ese resultado? O quizá te dices algo así como “bueno, era lo que tenía que hacer” o “no era tan complicado, esto lo haría cualquiera”; y en el caso de que las cosas no hayan salido como esperabas ¿te castigas , te criticas? o ¿eres comprensivo contigo mismo?.

Te propongo un juego. Observa en tu cuerpo…si, si, en tu cuerpo, qué pasa cuando respondes a las preguntas que te acabo de hacer.

Imagino que quizá algunas de tus respuestas pueden haber sido más o menos así:

“Si soy duro conmigo mismo mejoro”

 “Si critico mis fallos aprendo para la próxima vez y me motivo”

 “Si soy comprensivo con mis errores seré condescendiente y me acomodaré”

 “Felicitarse a uno mismo es de engreídos narcisistas y está mal”

Observa, si es posible para ti, si hay algún cambio en tu cuerpo al decir las frases que te propongo a continuación en voz alta. Quizá tus hombros, las manos, la mandíbula, el estómago….mira a ver si notas algo. Ahí van las frases:

“Si me felicito cuando las cosas salen como esperaba, el reconocimiento de mis logros depende de mi, y no de un tercero”.

 “Si reviso mis fallos aprendo de ellos, tengo información valiosa para la próxima vez, y me motivo para mejorar”.     

“Si soy comprensivo con mis errores acepto que soy humano”

 “Felicitarme a mi mismo me da alegría, satisfacción y autoestima”.

El análisis del tipo de comunicación interior que practicas es esencial para entender tu comunicación con los demás porque, en virtud de la primera, tus palabras, el tono de tu voz, los gestos, incluso los silencios, tendrán unas características u otras. Para saber de qué tipo es tu comunicación interior solo tienes que pensar si aquello que te dices a ti mismo, se lo dirías a cualquier otra persona de la misma manera.

Es habitual pensar que lo que nos decimos a nosotros mismos  no tiene relevancia para los demás porque nadie lo oye. Sin embargo lo que nos decimos a nosotros mismos, y sobre todo cómo nos lo decimos, influye muchísimo en la imagen que proyectamos al comunicarnos.Y quizá dirás «¿de qué modo notan los demás cómo me hablo?»; la comunicación en este sentido puede ser evidente o sutil. A lo mejor conoces a alguien que manifiesta claramente ser muy exigente consigo mismo, o alguien  al que no sabes cómo explicarlo, pero ves de manera habitual crispado, molesto, triste… también te rodean ese tipo de personas que parece que se toman la vida de otra manera, a veces parece como si no tuvieran problemas ¡o tuvieran menos! esas personas que dirías que, en esencia, están en paz consigo mismas. Este tipo de sensación transmite alguien que se habla con amor. He dudado un rato sobre si escribir la palabra amor, porque hay a quien le suena raro, pero no hay termino más adecuado. El objetivo definitivamente es tratarse con amor.

Aún en el caso de que seas el mejor actor o actriz del mundo y consigas desdoblar tu comunicación y practicar una agresiva contigo, y  sin embargo amable con los demás, me temo que no vas a poder mantener el tipo eternamente. En algún momento, pensamientos como:

“es increíble que no se haya dado cuenta de lo que me he esforzado”, “debería haberme agradecido todo lo que he hecho”, “no voy a aprender, siempre me dedico a los demás…¡¿y yo qué?!, “soy imbécil, siempre caigo en los mismo errores”, «tendría que haberme fijado más»

…aparecerán en algún rincón de tu cabeza. Entonces, si no te has dado la oportunidad de expresarte, esos pensamientos se irán transformando en un resentimiento más o menos pequeño…pero resentimiento al fin y al cabo.

Y el resentimiento no es un buen compañero de viaje.

Prueba, durante las próximas semanas a poner atención al tipo de lenguaje que practicas contigo mismo, y reflexiona sobre si te estás tratando con amor o te estás castigando.

Si, después de haber leído este texto, eres tan amable de dejar un comentario con tu opinión o experiencia, me sentiré alegre y motivada porque mi necesidad de conexión con los demás, de compartir cosas que me parecen interesantes y de aportar mi granito de arena, se verá satisfecha. Anímate y cuéntame cómo te hablas.

 

Hasta pronto,

María

 

 

Relacionados

Hazlo con miedo

¿De qué cuida mi miedo? ¿Qué hay debajo de él? ¿Para qué me encoge como un ovillo algunas noches? ¿Y qué poderosa...

leer más

La alegría de pedir

  “Soy en pedir tan poco venturoso,que sea por la pluma o por la espada,todos me dicen con rigor piadoso: «Dios...

leer más

Descubre más desde Comunicación completa

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo