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Ene 25, 2020

A favor de mí … no es contra ti

 

A favor de mí … no es contra ti

Qué complejo desmontar el puzzle del egoísmo.

La frontera entre autocuidado y egoísmo aún se me antoja, a veces, confusa.

He vivido tantos años bajo el paradigma de que cuidar de una misma como prioridad era egoísta, que lo cierto es que me cuesta encontrar el lugar en el cual pueda cuidar de mi y estar disponible para los demás. Y quizá la clave esté en aceptar que cada ocasión es un reto. Que no hay un modo estático de hacerlo. Que puedo cuidar de mí y de  ti, si comprendo qué necesidad es la que pide ser atendida y encuentro estrategias para alimentar esas necesidades de forma que sea compatible. Equilibrado. Natural. Ligero.

(Si te vendría bien aclarar la diferencia entre necesidad y estrategia, acércate a este texto: Quien lo probó lo sabe. Cómo distinguir necesidades y estrategias )

Cuando vivo a favor de mí, dejándome ser y vivir mis procesos en los tiempos que necesite en cada ocasión, he de lidiar con el miedo de que eso cause impacto en ti. Y que te haga sentir poco cuidado.

A medida que escribo, se activa una parte de mí, que dice:

– “Ten paciencia, vas bien. Has elegido un camino que te ha llevado a cuestionarlo todo y hace falta tiempo para volver a reconstruir tu puzzle”

Otra añade:

-“Es pura supervivencia. Deja de pensar”

Otra apunta:

-“Vas mal. No van a entenderlo, no hay quien lo entienda. Tengo miedo”

Y la más joven de todas ellas:

-“ Si no les cuidas primero te dejarán de querer”

Sé que todas tratan de protegerme; observar cómo tira cada una en una dirección y qué efecto produce en mí escuchar a una o a otra resulta muy clarificador. (Si esto te está sonando rarísimo, pásate por aquí: Multiplicidad de partes )

 

Cuando logro mantenerme en la escucha curiosa de estas partes, no me arrastra su discurso, ni me poseen completamente sus emociones. Puedo sentirlas, escucharlas y agradecerles su forma de cuidarme, e invitarlas, una vez que he escuchado sus inquietudes y generado en ellas la confianza de que saldremos adelante, a que contribuyan a este equilibrio desde precisamente eso, la confianza.

Hay momentos en los que todo este ejercicio, este bajar a las profundidades para entender me pesa, me agota. A la vez, no hay vuelta atrás. Una vez despierta, tiene tanto sentido vivir en el deseo de evolución y crecimiento constante que, por mucho que duela por momentos, como las rodillas de una niña al dar un estirón, sé que es el lugar que quiero habitar.

A favor de mí.

María.

 

 

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