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Nov 16, 2018

Game or Play

¿Sabes la frase hecha «juego de niños?…

En serio…sin ponerme seria, pero en serio. Déjalo ir. Te propongo que dejes de asociar juego a infancia. ¿Sabes qué cantidad de disfrute dejamos de permitirnos cuando juzgamos inapropiado/inmaduro/carente de sentido/pérdida de tiempo  jugar?

Pero ¿a qué me refiero con jugar?. Me refiero a ese estado en el que exploras con alegría y curiosidad algo nuevo, o a ese momento en que haces algo ligero sólo por diversión, o cuando le das espacio en tu día a hacer algo aparentemente improductivo, o a explorar movimientos o sonidos que habitualmente no realizas. Jugar es muchas cosas, tantas como se te ocurran, siempre que contengan disfrute.

¿Sería posible llevar este espíritu, de algún modo, también al trabajo?. Convendrás conmigo en que según el contexto a veces es más sencillo y otras parece IMPOSIBLE. No creo en absoluto que sea imposible, se trata de encontrar la manera.

Bernard De Koven fue una persona que dedicó su vida a acercar el juego al mundo de los adultos a través de muchas iniciativas. También diseñó videojuegos, teorizó y practicó y, aunque no tuve la fortuna de conocerle personalmente, creo que se lo pasó en grande hasta el final.

Me resulta curioso que, aunque ya muchas personas ven la potencialidad de introducir el espíritu del juego en el ámbito profesional, algunos necesitan revestirlo de cualidades ajenas al juego, como en el caso de la metodología «Lego serious play». No hacen otra cosa que jugar con legos (¡me encantan los legos!). Pero le añaden la palabra serious no vaya a ser que alguien lo vea como una chorrada.

¿Y qué pasaría si, como proponía De Koven, introducimos más play en vez de game?.

Él hacía una distinción entre «game y play» dotando a ambos conceptos de un sentido muy distinto. En el caso del «game», tenemos un grupo de personas que juegan a algo. El objetivo es ganar el juego, y si algún jugador no es suficientemente hábil se sustituye a ese jugador por otro. Sin embargo, se refería a «play» para aquellas actividades que se realizan para disfrutar y en las cuales las personas que participan de la actividad deciden a qué juegan. Si a alguien no se le da bien (y no podemos animarle a que pruebe, o apoyarle en su mejora), buscamos otro juego.

Ya veo que en el mundo adulto y serio de las empresas, el beneficio, y por tanto ser quien «gana el juego», es algo que ha estado en el centro de la acción y cultura tradicionalmente. No soy una ilusa, y no niego la realidad de que un negocio  nace y sobrevive solamente si es económicamente viable. Y al mismo tiempo propongo no renunciar a imaginar maneras de conseguir disfrutar también en el trabajo. Podría hablarte del beneficio indirecto, del clima de confianza, del impulso de la creatividad, de lo atractivo que es trabajar en un contexto donde esto sea real y si, de la felicidad en el trabajo. Aún no sé medirlo en términos traducibles para los escépticos, pero daré con la fórmula.

¿Jugamos?

Dedicado a  Bernard.

María

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