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Sep 16, 2020

Seguridad y certeza

“Los pájaros del miedo y la inquietud vuelan sobre vuestras cabezas y no lo podéis evitar, pero está en vuestras manos que no os aniden en el pelo”

Proverbio chino

Quizá has padecido la enfermedad. Quizá has perdido a un ser querido. Es posible que hayas perdido el trabajo. A lo mejor hubiste de cancelar planes o proyectos importantes. Quizá te invadió el miedo, te paralizó como nada lo había hecho hasta ahora. A lo mejor disfrutaste de la soledad, o fue una experiencia dolorosa. Cabe la posibilidad de que conectases como nunca con personas con las que convives, o a lo mejor te sentiste aislado aún en su compañía. Igual en tu caso, quedarte en casa y disponer de tiempo de recogimiento fue agradable o beneficioso en algún sentido.

Cada experiencia ha sido única e incomparable. Cada vivencia, real. Incuestionable. Sin embargo, creo que hay algo común. Algo que subyace en el fondo de lo que hemos vivido a escala global a lo largo de los últimos meses de este 2020.

Hemos sido conscientes de la fragilidad de la vida.

Hasta ahora, algunas personas lo eran. Aquellos a quienes les había golpeado la enfermedad, el hambre, la guerra. Otros muchos, vivían en el sueño de su propia seguridad. La falsa seguridad de que la vida se desarrollaba de un modo más o menos previsible. Con tintes de inamovilidad. Certezas sobre las que construían su calma.

La COVID-19 nos ha despertado de ese sueño. Y nos ha puesto ante el espejo, que nos ha devuelto miradas asustadas. ¿Donde están las certezas? ¿cómo voy ahora a encontrar una mínima sensación de seguridad? ¿a quién culpo o responsabilizo por lo que estoy transitando?

Es muy humano, totalmente comprensible, creer que solo con la idea de seguridad que manejabas hasta ahora, vas a conseguir vivir tranquilo. Y a la vez, si observamos la realidad, es una paradoja enorme. Nos dan seguridad elementos que son, ciertamente, tan inestables, que si lo pensásemos dos veces…dejarían de ofrecernos tal seguridad. La vida en sí misma es un viaje constante. Cada uno de nosotros está en movimiento y transformación. Y aún así, nos atrae la idea de lo permanente.

Si sientes malestar por la ausencia de certeza, por la sensación de inseguridad intensa, acompáñame en esta reflexión.

¿En qué cimientos solías construir tu seguridad? ¿qué elementos componían esa materia? ¿esos elementos, dependían de factores externos en gran medida?. Te propongo que hagas el ejercicio de imaginar cuantas más maneras mejor, de proporcionarte seguridad. Y si es posible, procura que las que escribas al principio de la lista, tengan que ver con acciones que dependan de ti.

Por supuesto hay elementos que nos condicionan y no dependen de nosotros. A la vez, en la medida en que pongamos nuestra atención en lo que sí podemos hacer, tendremos más sentido de agencia, es decir, más conciencia subjetiva de que uno está iniciando, ejecutando y controlando las propias acciones.

Es un ejercicio que a lo mejor hasta ahora no habías hecho. Date la oportunidad de probar. Dale espacio a la tormenta de ideas, y no juzgues ninguna inadecuada a priori.

Las bandadas de estorninos se componen de miles de individuos, que vuelan sincronizados formando un conjunto enorme cuyo sentido es ahuyentar el peligro. Es muy probable que tu inseguridad o miedo, se compongan de pequeños elementos, que se han unido formando un todo muy grande, que trata desesperadamente de protegerte. Si puedes mirar a cada elemento por separado, y deshacer el monstruo, será posible para ti encontrar pequeñas estrategias para calmar a cada estornino.

Y construir confianza.

Y seguir adelante.

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