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Dic 22, 2020

Pequeña revolución

Photo by Wictor Cardoso on Pexels.com

Si, esta es una época de balance.

Me parece útil observar lo que ha sucedido, con la intención de aprender de ello. Aquello que fue bien y podemos celebrar, mirarlo con detalle ¿qué fue lo que funcionó?

Y eso que no salió como esperabas, analizarlo también con detalle. Lo intentaste, el resultado no fue el esperado y quizá no sea una enmienda a la totalidad cuando lo ves con precisión.

Soy muy fan de aprender de los errores y de socializarlos. No solo porque cabe la posibilidad de que le ofrezca luz a alguien, sino porque genera conexión y te acerca a otros. Ahí nos hemos visto. La vulnerabilidad trasciende barreras, deshace por momentos los personajes que solemos habitar y nos une en la experiencia de compartir.

A la vez que afirmo esto, soy muy consciente de que no es más que un mero ejercicio intelectual, que en ninguna medida ha de convertirse en una trampa que te enrede en la observación de lo que fue y la proyección constante en un futuro…que no sabes si sucederá.

Vive el momento ¿Cuántas veces lo has escuchado? ¿y qué tal te manejas?

Te invito a que inicies una pequeña revolución.

Vive el momento. Recuérdate varias veces al día traer tu atención a lo que esté sucediendo. Y si te parece algo poco tangible, o propio de humanos etéreos que habitan montañas remotas y se sientan en el suelo con las piernas cruzadas, puedo compartir contigo ejemplos que a mi me ayudan, por si te resultan útiles. Rozando lo prosaico. Facilitos.

Como vas a ver, en casi todos entran en juego el cuerpo y la percepción sensorial:

“oigo el despertador…y mi mano acaricia el tacto de la sábana”

“me levanto y noto en la planta de mis pies la sensación de pisar el suelo, el peso de mi cuerpo, la textura de la alfombra y el suelo más frío cuando ésta se acaba”

“saboreo el desayuno, huelo sus aromas”

“Me fijo en el sonido leve que generan las teclas bajo mis dedos y la resistencia que ofrecen, cuando las presiono”

“Justo antes de entrar a esa videollamada respiro hondo cinco veces”

“le mando un mensaje a alguien, pensando qué significa esa persona para mí y expresando algo así como que celebro tenerla en mi vida”

“escucho música unos minutos, percibiendo lo que me hace sentir”

“tengo una conversación en la que hago el ejercicio mental de darle a la pausa de todo lo demás, miro a los ojos del otro, aterrizo en este instante”

“en la ducha noto la temperatura del agua, juego a cambiar…y observar el efecto que produce en mí, más frío, más caliente, más frío….”

 Y así, busco momentos, instantes, segundos cada cierto rato para recordarme que la vida, la mía…esa que estoy viviendo, es justo ahora. Y que de mí depende vivirla a conciencia o dejar que simplemente suceda. 

Hace unos años escuché una charla TED de Ricardo Semler, en la que compartía que en su familia ha habido muchos casos de cáncer y él decidió un día empezar a vivir dos días a la semana en “modo terminal”, es decir, haciendo aquellas cosas que querría hacer en caso de que le diagnosticasen una enfermedad de esa naturaleza. Me pareció una manera muy bella de celebrar la vida, y decidí adoptar la costumbre, algo menos ambiciosa, pero igualmente eficaz, de darme cada día un momento terminal.

Ha pasado el tiempo, y este hábito ha sido un regalo para mí. Ser consciente cada día, de que hago cosas que querría hacer en caso de contar con poco tiempo en este planeta, me hace sentir alegría y gratitud …además de lo que toque sentir ese día.

Por tanto, esta pequeña revolución contiene dos ingredientes: la conciencia plena y vivir en modo terminal, un rato cada día.

Si algo ha puesto de manifiesto este año es la inestabilidad, la fragilidad, la ausencia de certezas. Si algo podemos devolverle a esta experiencia es la imagen brillante de la plenitud, por más que sea una conquista momento a momento.

La vida se expresa de muchos modos, y lo que sucede en gran medida no está en tu mano. A la vez hay algo que sí puedes hacer. Elige vivir conscientemente. Cuestiona esa voz que te está diciendo que tienes muchas cosas en la cabeza y muchas tareas pendientes como para darle un poco de tu atención a esta propuesta.

Tu vida es este precioso instante.

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